El debate histórico se cierne sobre un hallazgo arqueológico ¿Es posible que un hombre fuese enterrado siguiendo el ritual femenino?
En la primavera de 2011 se anunció que, durante una excavación arqueológica a las afueras de Praga (República Checa), fue encontrado un enterramiento que había sorprendido a los investigadores. No es que el nicho presentase ningún indicio fuera de lo corriente, sino todo lo contrario, el ritual correspondía a la Cultura de la Cerámica Cordada, antiguamente localizada en la zona de la República Checa y la mayor parte del norte y centroeuropa durante los períodos prehistóricos del Neolítico, Calcolítico e inicios de la Edad del Bronce (2900 – 2450/2350 a.C.). Se han excavado y documentado centenares de enterramientos similares, sin embargo,este era diferente a los demás.
La Cultura de la Cerámica Cordada es conocida por las sepulturas individuales y una evidente diferenciación de los rituales masculinos y femenino. Los hombres eran enterrados sobre su costado derecho y mirando hacia el Oeste, mientras que las mujeres eran posadas sobre su costado izquierdo manteniendo la vista hacia el Este. Cada uno de ellos era inhumado con su correspondiente ajuar funerario. Por ello, lo que sorprendió a los investigadores fue que, en este descubrimiento, el enterramiento se había realizado siguiendo claramente el ritual femenino a pesar de que el esqueleto hallado parecía masculino.
Los arqueólogos investigaron y documentaron cada rincón de la excavación, demostrando lo que era evidente: aquel hombre prehistórico había sido enterrado así a propósito. No se trataba pues de una equivocación. ¿Podría tratarse de la última voluntad del difunto? A esa pregunta nunca le podremos dar respuesta, ya que este hombre vivió y murió hace aproximadamente 4500 años.
Esto llevó a los historiadores a pensar que se encontraban ante, quizás, la primera evidencia material e histórica de la homosexualidad. Así lo afirmó en el diario británico The Telegraph, Kamila Remisova Vesinova, arqueóloga de esta investigación. También fue recogido por diferentes medios de comunicación de todo el planeta que rápidamente se hicieron eco del hallazgo, quien recibió popularmente el nombre en inglés: "the gay caveman". Sin embargo, y para ser concretos, un hombre que es enterrado siguiendo todos los cánones de enterramiento femenino, nos induce a pensar que lógicamente estamos ante el primer transexual (documentado) de la Historia.
Con la rápida difusión de la noticia, un sector de investigadores comenzaron a mostrarse escépticos ante la afirmación de que se tratase de un esqueleto masculino. Las pruebas de ADN para confirmar su sexo son realmente difíciles por falta de restos orgánicos. Debido a ello, una parte de la comunidad científica no tiene asumido que se trate de un varón. La propuesta más extendida dentro de este sector es que se trate de una mujer con una complexión esquelética muy parecida a la de un hombre, tal como señala el paleoantropólogo de la Universidad de Wisconsin, John Hawks, para la revista Live Science.
Pero al margen del debate y siguiendo la tesis de que se trate de un hombre, lo más probable es que demostrara abiertamente su sexualidad en el seno de su comunidad, y al contrario de lo que nos podrían indicar los convencionalismos asociados a las culturas prehistóricas como la Cultura de la Cerámica Cordada (me refiero a la imagen varonil de los hombres prehistóricos), debió haber sido aceptado como tal dentro de su sociedad, pues ellos le respetaron, incluso más allá de la muerte, finalizando sus días inhumado en una fosa, siguiendo el ritual que probablemente más se asoció a su forma de vida: el femenino, a pesar de haber nacido hombre.
Fuente: José Luis Villalobos/cascaraamarga.es
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