El uso del primer antirretroviral para prevenir el VIH divide a la comunidad homosexual, donde muchos temen que motive comportamientos riesgosos.
Para las autoridades sanitarias y militantes de la lucha contra el sida, el Truvada del laboratorio Gilead Sciences, autorizado por la Agencia estadounidense para el control de los medicamentos (FDA) en 2012, puede retraer la cantidad de nuevas infecciones, que alcanzan unos 50,000 casos anuales desde hace unos 20 años.
Pero para los críticos del medicamento -que es una combinación de dos antiorretrovidales- la píldora podría llevar a la disminución del uso de preservativos, agravando una epidemia que afecta a 1,1 millones de personas en Estados Unidos y provoca 15,000 muertes por año.
El Truvada, que debe ser consumido diariamente, cuesta entre 1,200 y 2,000 dólares por mes y us efectos secundarios, como las nauseas, son poco comunes.
Disponible para el tratamiento de seropositivos, fue aprobado en 2012 por las autoridades sanitarias estadounidenses como tratamiento preventivo, para personas seronegativas con parejas seropositivas y para adictos que se inyectan droga.
Este método preventivo contra el VIH es llamado PrEP o pre-exposición profiláctica, y combina emtricitabina y tenofovir para luchar contra una enzima que el virus necesita para reproducirse.
Esta semana, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) publicaron nuevas directivas recomendando a los médicos prescribir Truvada a todos los grupos de riesgo elevado de infección, entre ellos hombres homosexuales que no utilizan preservativos.
Estas recomendaciones “probablemente tendrán consecuencias catastróficas para la lucha contra el sida en este país”, estima Michael Weinstein, presidente del AIDS Healthcare Foundation, la principal ONG estadounidense para personas con VIH, que teme que este tratamiento fomente comportamientos riesgosos.
Fuente: Enewspaper / informador
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